viernes, 17 de diciembre de 2010

Despertar


Desperté...

Temprano mis sueños se fueron esfumando entre los primeros murmullos de la calle.
"Bienvenido a tu vida", me dije entre sorbos de café.
"Bienvenido a tu vida", me digo nuevamente, y respiro, y me esfuerzo en naufragar este día, agarrado sólo de la realidad presente.

Me encuentro de pronto avanzando entre minutos y calles, buscando, o persiguiendo creo, el sustento diario; trabajando en conseguir y conseguir, para pasar de necesidades básicas a necesidades nuevas. Agoto uno de mis días. Al final de éste me quedará todavía un instante para reflexionar sobre los alcances logrados. ¿Serán pocos? ¿Muchos?, no lo sé, la vida era solamente eso hasta que alguien avisó que son tiempos difíciles.

Oscurece. Cambio de piel. Dejo atrás un escrupuloso horario diurno, cegador, y me vuelvo a la noche llena de susurros. A sus luces alumbrando realidades parciales. A su fascinación de contrapunto.
Sin embargo resisto, quiero resistir al engaño. Un vaivén de sentimientos me inunda. Por momentos me asalta el deseo de abandonarme, en otros recupero la lucidez y el control.

El día y la noche enfrascados en una batalla. El día es del jornalero y la noche es para la ensoñación... pero algo de la magia nocturna puede guardarse para aplicar durante la sobriedad del día, además de que la noche acompañada de tantas locuras se cura con bengalas diurnas.

Las manecillas del reloj indican que mi turno de oficina... o el número de horas detrás del volante de un taxi... o lo que falta para que suene el silbato de la fábrica, o cualquiera que sea mi empleo actual, está casi al final del recorrido. Entonces regresaré una vez más a casa a sumergirme en un sueño reparador. Comienza con la fase del descanso esperado y después se vuelve trance para continuar con aventuras surrealistas de relojes derretidos, pies que se despegan del suelo como si nada, parientes vivos y muertos todos convocados, música la mejor que se haya escuchado... parece ser un buen lugar. No enfermedad, no conflictos, ni siquiera pesadillas. ¡Canto de sirenas!, guiando el barco hacia un lugar paradisíaco, o... hacia las rocas.

Despierto. Otra vez estoy de regreso en la superficie, respiro, y aspirar un nuevo día es ahora actividad y privilegio.

Este día es todo lo que tengo por ahora y además el cielo queda cerca, así que aún podré canjear rutinas por ladrillos, y con éstos edificar sobre la realidad paredes y techos que se parezcan a los palacios traídos de algún remoto recuerdo. Es el momento de la grandilocuencia soñada noches atrás, el momento de convertir un espejismo sobre la aspereza, y de llevar a tierra árida oasis imaginados en verde.
¡Sí, me quedo con mi día!


Anochece.
Esta vez sopla una fría oscuridad que desnuda, una extraña niebla a ras de suelo que atemoriza, encoge y enferma todo lo que toca. Mi rostro frente al espejo se transforma repetidamente y se vuelve irreconocible con aspectos que perturban. Un dolor profundo en el pecho y una tos persistente anuncian neumonía y las altas temperaturas de la fiebre desconectan mi memoria creando un caos en la conciencia. Estoy solo en un desierto de melancolía, confundido y enfermo. Desorientado, no distingo el norte del sur en esta inmensidad que se anuncia malvada, llena de susurros y sombras que vuelan furtivas. Ahora no hay quimeras, solamente imágenes rotas que flotan destruidas dejándome aun sin recuerdos.

Ciclos de día y noche, luz y oscuridad, dualidad explican algunos, enfrentados en una suerte de lucha, y yo atravesando justo entre ambos. Por las noches evitando las dentelladas de mis temores internos si sueño a volar, y por el día manteniéndome a flote sabiendo que es posible hacerlo.

Despierto...
El día se presenta nuevamente como esplendorosa sinfonía…
—Bienvenido a tu vida —me digo entre los primeros sorbos de café.

                                     Despertar es resurgir —a diario—.




2 comentarios:

  1. Veo que te estás estrenando en esto de los blogs, te deseo toda la suerte del mundo, estaré aquí de visita seguido.

    BTW Yo también soy de México

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  2. Hola, excelente relato, ¡FELICIDADES!

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